El teatro de Brasil, nació desde la época colonial, en el siglo
XVI, de la mano de los jesuitas, quienes introdujeron una cultura diferente, en
su intento de catequizar a los indígenas.
Las primeras formas de teatro que se conocieron, fueron las de los portugueses,
basadas en la Biblia y con carácter pedagógico. El mayor exponente de la época
fue el Padre Anchieta.
En el siglo XVII, disminuyen las representaciones de obras de autoría
jesuítica, al menos las de clara intención de catequesis. Se identifica esta
época con una etapa de crisis. Las representaciones de la época, estaban
inspiradas en las luchas de su tiempo y se ponían en escena durante las fiestas
religiosas o cívicas.
Se destacan las piezas presentadas durante las aclamaciones a D. João IV,
en 1641, además de obras de los franciscanos del Convento de Santo Antonio, en
Rio de Janeiro, representadas para distracción de la comunidad. En las fiestas
de instauración de la provincia franciscana de la Inmaculada Concepción de
1678, se realizaron representaciones.
En el siglo XVII, se destaca la figura de Manuel Botelho de Oliveira (Bahía
1636-1711), que es el primer poeta que publicó dos obras en español. (”Hay
amigo para amigo” y “Amor, engaños y celos).
Recién en la segunda mitad del siglo XVIII, comienzan a presentarse piezas
teatrales con cierta frecuencia. Los escenarios estaban en palcos montados
sobre las plazas públicas, también en las iglesias, y ocasionalmente en algún
palacio de gobierno. El teatro poseía carácter educacional, lo que llevó a la
presentación en locales fijos, las Casas de Ópera o Casas de Comedia, que
aparecieron en todo el país.
A continuación surgieron las primeras compañías teatrales, con la
contratación de actores para ciertas presentaciones en las Casas de Ópera,
durante todo el año, o por unos cuantos meses.
CULTURA DEL TEATRO DE BRASIL
A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, los actores pertenecían a las
clases bajas, generalmente eran mulatos. La participación de la mujer estaba
prohibida, debido a los prejuicios que pesaban sobre la actividad. Los
personajes femeninos eran interpretados por hombres travestidos.
El repertorio tenía gran influencia extranjera, se presentaban obras de
Moliére, Voltaire, Maffei, Metastásio, Goldoni. Entre los autores brasileños
están: Luis Alves Pinto, Alexandre de Gusmão, Claudio Manuel da Costa.
En 1808, la familia real traslada
su corte a Brasil e impulsa la inauguración de una serie de teatros. Estos
sirvieron de sedes para las compañías teatrales, lo cual aumentó la afluencia
de público. La primera compañía auténticamente brasilera fue la de Niteroi, en
1833, dirigida por Joao Caetano.
Durante la campaña de independencia, las plateas se volvieron escenarios de
manifestaciones y disturbios. El nacionalismo reinante llevó a despedir a los
actores extranjeros.
En estos tiempos, los géneros preferidos por el público eran el vaudeville,
la revista y la parodia.
Posteriormente llegará el realismo importado de Francia, que introduce la
temática social en el teatro de Brasil.
Mucho más tarde, en 1975, Augusto Boal, influido por Brecha, desarrolla
técnicas de teatro callejero para obreros, en su libro “Teatro del oprimido”.
Actualmente la actividad teatral abarca todo el territorio de Brasil, con
centros en Rio de Janeiro, San Pablo, Belo Horizonte y Salvador.
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