El teatro panameño como manifestación artística, de gran importancia para aquellos estudios
que tratan de hacer un acercamiento sobre su impacto y trayectoria. El teatro en panamá, a diferencias de otros países que forman parte del viejo mundo conocido,
vista mucho en cuanto a la magnitud de sus primeros pasos. De hecho, a la
llegada de las grandes empresas, auspiciadas por reyes y gobernantes europeos.
Con este hecho, hace aparición el conocimiento humano de la época. Se podría
decir que la producción artística en los pueblos solo fue documentada, posterior
al establecimiento de las primeras poblaciones para el nuevo mundo.
Particularmente, estas manifestaciones artísticas de panamá, especialmente en
el teatro se perdió el interés por muchos años en panamá. Su primer
acontecimiento de gran importancia, en el teatro en panamá, fue el juego de
moros representado en 1532 pero tuvo orígenes
en España, donde se le denomina
una práctica común con fines evangelizadores. Al referirnos en los antecedentes en el teatro de panamá,
es necesario mirar los capítulos de las historias y esto nos lleva a las
manifestaciones de los grupos indígenas,
una variedad de investigadores hacen referencia sobre las llamadas formas
dramáticas, propias de los grupos indígenas existentes en panamá. Incluso
dichas formas son consideradas un área
que antecede a la emergencia de formas
en las producciones teatrales en panamá que han sido de gran desarrollo,
significado, valor y de gran interés artístico. Rodríguez un investigador
(1984) afirma, grupos de indígenas existentes en Panamá, son sus
contemporáneos, sus característica y tradición, en estas ceremonias constituyen
celebraciones que viene desde hace mucho tiempo en las cuales es muy poca
evidente, por las influencias occidentales. Son muy importantes estas
manifestaciones culturales que provienen de los indígenas ya que no hay que obviar sus formas
dramáticas, ya que en ellas representan un testimonio vivo importante en el
estudio en el teatro de Panamá. Entre estos grupos indígenas se destacan: Guaimíes
Este grupo de indígenas se pueden
encontrar en las regiones de las
provincias de bocas del toro, Chiriquí y Veraguas, desarrollan ciertos ritos y
fiestas que hacen parte de la cultura y que son practicadas por sus
antepasados, antes de la llegada de los españoles. Entre estas manifestaciones de los guaimíes que son
practicadas y que aún existen las más
reconocidas incluyen La balseria que puede ser ceremonial o deportiva y la
chuchería que consiste una celebración
con respecto a la entrada de la pubertad de la mujer donde interviene el baile el
canto y otras alegorías. LOS KUNAS Éstos ocupan regiones selváticas y ribereñas de la provincia de Darién.
Los Kunas desarrollan practicas donde se observan elementos teatrales más
notorios. Las fiestas de la pubertad la
ynahuila, Amaca, Nelsurva, consisten en diversos cantos que describen
acciones que son protagonizadas por participantes, Adicionalmente los cunas
desarrollan otras festividades que celebran otros aspectos de la vida
cotidiana, como la cacería las cuales consisten en actos descriptivos. LOS CHOCOES
Éstos ocupan regiones selváticas y
ribereñas de la provincia de Darién. Chocoes
cuentan con ceremonias de
invocación de espíritus Pidiendo protección, cuando realizan actividades como
la cacería pesca construcción de viviendas y la agricultura.
En la evolución al teatro la actividad cultural e el Istmo a principios del
siglo XVI eran extremadamente mínimos. La falta de riqueza apreciable y hostil, complementados con el afán de riqueza
o el espíritu de curiosidad o de aventura de extranjeros, fueron factores
decisivos que coadyuvaron al abandono cultural en el territorio panameño. Posteriormente,
la actividad cultural da sus primeros pasos a lo largo del siglo XVI y continúa
floreciendo. Consecuentemente, el teatro también se vio favorecido por el
despertar de las artes a partir de la primera mitad del siglo XVI.
En 1501, con la llegada a Panamá de Rodrigo Galván de
Bastidas, motivado por los interesantes "descubrimientos" en el nuevo
mundo, se dio inicio al periodo hispánico, significando además la incorporación
del Istmo a la Historia Universal. Sin embargo, a pesar del papel de Galván de
Bastidas en el territorio panameño, las manifestaciones artísticas tardaron
varios años para que empezaran a aflorar. Al respecto, Ávila (1985) planteó lo
siguiente:
"Desconectada la población flotante y las
actividades mercantiles de las Ferias de Portobelo y del enlace terrestre, a
través del Istmo, entre las flotas de uno y otro océano, nada socialmente
apreciable podía haber en ella, la actividad cultural se limitaba a la
rudimentaria de algunas escuelas eclesiásticas y la literatura naturalmente no
existía".
En otras palabras, lo realmente importante para ese
entonces era el enriquecimiento personal en la mente de aventureros y
buscadores de fortunas que viajaban desde Europa, reduciendo drásticamente las
posibilidades para el auge de la cultura en el Istmo. Agrega Ávila que la
actividad teatral a inicios del periodo hispánico se limitaba entonces a
los cantos, coplas y romances que por parte de aquellos hombres con talento que
ocasionalmente transitaban por Portobelo por motivo de las ferias mercantiles
que allí se celebraban, con este hecho El teatro de panamá comienza dar a
conocer a sus primeros precursores:
Rogelio Sinán: Se le atribuye la autoría y puesta en escena
de La Cucarachita Mandinga entre 1937 y 1938, marcando un suceso sin
precedentes en la historia del arte nacional por su mérito artístico y la
acentuación de lo vernacular y lo folklórico. Sinán, cuyo verdadero nombre fue
Bernardo Domínguez Alba, representó una forma de rebelión contra las formas
tradicionales de la poesía existente y la primera manifestación dramatúrgica
que logro plasmarse escénicamente en la primera mitas del siglo XX. La labor de
Sinán fue determinante en años siguientes en el fomento de nuestro teatro y la
literatura.
Anita Villalaz: Nacida en Bogotá y una vez profesora del
Conservatorio Nacional de Música y Declamación, en el teatro y crea una
compañía que logra ubicarse en el mapa artístico de nuestro país. Incluso hay
quienes la consideran la primera de nuestras mujeres que se destaca en el arte
de la actuación. Interpretó obras de García Lorca, Jacinto Benavante, Marcel
Pagnol, Shakespeare, entre otros, motivando el espíritu artístico en la ciudad
de Panamá. Adicionalmente, participó en la primera telenovela nacional en
Panamá producida en 1964 y la cual se denominaba En La Esquina del Infierno,
escrita por Aurelio Paredes.
Ramón María Condomines: Junto a Sinán, realizó labores importantes durante
el periodo de resurgimiento del Teatro Nacional. Bajo su dirección se forma el
Teatro Experimental de Panamá, grupo en que se da la mayor cantidad de
teatristas panameños. Monta su obra Misterios de la Pasión, mejor conocida como
El Gran Drama, considerado uno de los espectáculos más aplaudidos a fines de
los años 70.
Miguel Moreno: La participación de Miguel Moreno en el
fomento de nuestro teatro se hizo notoria con la fundación del Teatro Club y el
Teatro Estudiantil Panameño en 1961, significando así una iniciativa encomiable
en inculcar el arte teatral en los jóvenes de la época.
José A. Díaz: Reforzó notablemente el movimiento teatral
universitario, el cual apenas había comenzado a desarrollarse en la década del
60. Contribuyó a acrecentar las nociones sobre arte dramático y a definir las
características del Teatro Universitario que se mantienen imperecederas.
José Ávila: Tal vez una de las figuras más prominentes
de nuestro teatro. Dirigió el Círculo de Arte Dramático de Panamá y fomentó la
actividad teatral en la capital. Se le atribuye la autoría de muchas obras que
él mismo montaba y varios estudios dirigidos a resaltar la importancia de
nuestro teatro.
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