lunes, 30 de septiembre de 2013

TEATRO EN PANAMA

El teatro panameño como manifestación artística,  de gran importancia para aquellos estudios que tratan de hacer un acercamiento sobre su impacto y trayectoria.  El teatro en panamá,  a diferencias de otros países  que forman parte del viejo mundo conocido, vista mucho en cuanto a la magnitud de sus primeros pasos. De hecho, a la llegada de las grandes empresas, auspiciadas por reyes y gobernantes europeos. Con este hecho, hace aparición el conocimiento humano de la época. Se podría decir que la producción artística en los pueblos solo fue documentada, posterior al establecimiento de las primeras poblaciones para el nuevo mundo. Particularmente, estas manifestaciones artísticas de panamá, especialmente en el teatro  se perdió el  interés por muchos años en panamá. Su primer acontecimiento de gran importancia, en el teatro en panamá, fue el juego de moros representado en 1532 pero tuvo orígenes  en España, donde se le denomina  una práctica común con fines evangelizadores. Al referirnos  en los antecedentes en el teatro de panamá, es necesario mirar los capítulos de las historias y esto nos lleva a las manifestaciones de los  grupos indígenas, una variedad de investigadores hacen referencia sobre las llamadas formas dramáticas, propias de los grupos indígenas existentes en panamá. Incluso dichas formas  son consideradas un área que antecede a la emergencia  de formas en las producciones teatrales en panamá que han sido de gran desarrollo, significado, valor y de gran interés artístico. Rodríguez un investigador (1984) afirma, grupos de indígenas existentes en Panamá, son sus contemporáneos, sus característica y tradición, en estas ceremonias constituyen celebraciones que viene desde hace mucho tiempo en las cuales es muy poca evidente, por las influencias occidentales. Son muy importantes estas manifestaciones culturales que provienen de los indígenas  ya que no hay que obviar sus formas dramáticas, ya que en ellas representan un testimonio vivo importante en el estudio en el teatro de Panamá. Entre estos grupos indígenas se destacan: Guaimíes Este grupo de indígenas se pueden encontrar  en las regiones de las provincias de bocas del toro, Chiriquí y Veraguas, desarrollan ciertos ritos y fiestas que hacen parte de la cultura y que son practicadas por sus antepasados, antes de la llegada de los españoles. Entre estas manifestaciones de los guaimíes que son practicadas y que aún existen  las más reconocidas incluyen La balseria que puede ser ceremonial o deportiva y la chuchería  que consiste una celebración con respecto a la entrada de la pubertad de la mujer donde interviene el baile el canto y otras alegorías.  LOS KUNAS Éstos ocupan regiones selváticas y ribereñas de la provincia de Darién. Los Kunas desarrollan practicas donde se observan elementos teatrales más notorios. Las fiestas de la pubertad la  ynahuila, Amaca, Nelsurva, consisten en diversos cantos que describen acciones que son protagonizadas por participantes, Adicionalmente los cunas desarrollan otras festividades que celebran otros aspectos de la vida cotidiana, como la cacería las cuales consisten en actos descriptivos.  LOS CHOCOES Éstos ocupan regiones selváticas y ribereñas de la provincia de Darién. Chocoes  cuentan con ceremonias  de invocación de espíritus Pidiendo protección, cuando realizan actividades como la cacería pesca construcción de viviendas y la agricultura.

En la evolución al teatro la  actividad cultural e el Istmo a principios del siglo XVI eran extremadamente mínimos. La falta de riqueza apreciable y  hostil, complementados con el afán de riqueza o el espíritu de curiosidad o de aventura de extranjeros, fueron factores decisivos que coadyuvaron al abandono cultural en el territorio panameño. Posteriormente, la actividad cultural da sus primeros pasos a lo largo del siglo XVI y continúa floreciendo. Consecuentemente, el teatro también se vio favorecido por el despertar de las artes a partir de la primera mitad del siglo XVI.

En 1501, con la llegada a Panamá de Rodrigo Galván de Bastidas, motivado por los interesantes "descubrimientos" en el nuevo mundo, se dio inicio al periodo hispánico, significando además la incorporación del Istmo a la Historia Universal. Sin embargo, a pesar del papel de Galván de Bastidas en el territorio panameño, las manifestaciones artísticas tardaron varios años para que empezaran a aflorar. Al respecto, Ávila (1985) planteó lo siguiente:

"Desconectada la población flotante y las actividades mercantiles de las Ferias de Portobelo y del enlace terrestre, a través del Istmo, entre las flotas de uno y otro océano, nada socialmente apreciable podía haber en ella, la actividad cultural se limitaba a la rudimentaria de algunas escuelas eclesiásticas y la literatura naturalmente no existía".
En otras palabras, lo realmente importante para ese entonces era el enriquecimiento personal en la mente de aventureros y buscadores de fortunas que viajaban desde Europa, reduciendo drásticamente las posibilidades para el auge de la cultura en el Istmo. Agrega Ávila que la actividad teatral a inicios del periodo hispánico se limitaba entonces a los  cantos, coplas y  romances que  por parte de aquellos hombres con talento que ocasionalmente transitaban por Portobelo por motivo de las ferias mercantiles que allí se celebraban, con este hecho El teatro de panamá comienza dar a conocer a sus primeros precursores:

Rogelio Sinán: Se le atribuye la autoría y puesta en escena de La Cucarachita Mandinga entre 1937 y 1938, marcando un suceso sin precedentes en la historia del arte nacional por su mérito artístico y la acentuación de lo vernacular y lo folklórico. Sinán, cuyo verdadero nombre fue Bernardo Domínguez Alba, representó una forma de rebelión contra las formas tradicionales de la poesía existente y la primera manifestación dramatúrgica que logro plasmarse escénicamente en la primera mitas del siglo XX. La labor de Sinán fue determinante en años siguientes en el fomento de nuestro teatro y la literatura.

Anita Villalaz: Nacida en Bogotá y una vez profesora del Conservatorio Nacional de Música y Declamación, en el teatro y crea una compañía que logra ubicarse en el mapa artístico de nuestro país. Incluso hay quienes la consideran la primera de nuestras mujeres que se destaca en el arte de la actuación. Interpretó obras de García Lorca, Jacinto Benavante, Marcel Pagnol, Shakespeare, entre otros, motivando el espíritu artístico en la ciudad de Panamá. Adicionalmente, participó en la primera telenovela nacional en Panamá producida en 1964 y la cual se denominaba En La Esquina del Infierno, escrita por Aurelio Paredes.

Ramón María Condomines: Junto a Sinán, realizó labores importantes durante el periodo de resurgimiento del Teatro Nacional. Bajo su dirección se forma el Teatro Experimental de Panamá, grupo en que se da la mayor cantidad de teatristas panameños. Monta su obra Misterios de la Pasión, mejor conocida como El Gran Drama, considerado uno de los espectáculos más aplaudidos a fines de los años 70.

Miguel Moreno: La participación de Miguel Moreno en el fomento de nuestro teatro se hizo notoria con la fundación del Teatro Club y el Teatro Estudiantil Panameño en 1961, significando así una iniciativa encomiable en inculcar el arte teatral en los jóvenes de la época.

José A. Díaz: Reforzó notablemente el movimiento teatral universitario, el cual apenas había comenzado a desarrollarse en la década del 60. Contribuyó a acrecentar las nociones sobre arte dramático y a definir las características del Teatro Universitario que se mantienen imperecederas.

José Ávila: Tal vez una de las figuras más prominentes de nuestro teatro. Dirigió el Círculo de Arte Dramático de Panamá y fomentó la actividad teatral en la capital. Se le atribuye la autoría de muchas obras que él mismo montaba y varios estudios dirigidos a resaltar la importancia de nuestro teatro.


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